Time to say goodbye...

Así cantaría Andrea Bocchelli (no sé si se escribe así).
Debo comunicar tristemente que en estos días estoy abandonando mi trabajo en el HBA. Me duele, no sólo por el sueldo, si no por la comodidad de estudiar tan cerca de la facultad (aunque tan lejos de mi casa) y, a la vez, perder el excelente clima de trabajo que hay acá. Sin palabras.
A veces cuando me pongo a pensar me despero preguntándome si tomé la desición correcta, pero luego recuerdo que mi prioridad es la facultad y si algo me es de tropiezo entre mis estudios y yo, entonces no vale la pena seguir adelante, aunque cueste. La bata blanca está primero, quizás por todo lo que me costó llegar hasta acá.
Me duele pensar también todo el esfuerzo que hice para sacar mi área adelante a pulmón y ahora que estoy a punto de cosechar los mejores frutos, me estoy yendo, dejándolo en las manos de otro que no sé cómo lo cuidará. Siempre me pasa lo mismo en los trabajos. Es como si llegara para arreglar las cosas y cuando por fin lo consigo, o estoy cerca de lograrlo, me voy.
Mi primer trabajo decente: en blanco, buen sueldo, buen trato. Lo voy a extrañar pese a todo.
Me despido aquí de él, dejándole otro pedacito de mi corazón.